HOY más que nunca, estamos invitados a orar por el papa Francisco.
Señor Jesús, Tú que eres la luz del mundo,
te damos gracias por el don del papa Francisco,
gracias por su testimonio de sencillez,
gracias por su atención a los últimos, a los pobres, a los olvidados,
gracias por su capacidad de hablar a todos,
gracias por el coraje de ir contra la corriente,
gracias por la sabiduría de llamar al bien, bien, y al mal, mal.
Señor Jesús, Tú que nos has revelado la misericordia,
enséñanos a comprender y seguir la lección de perdón
que ha marcado toda la vida del papa Francisco.
Ayúdanos a entender que no existe pecado
que el Padre bueno no perdone.
Y si alguna falta cometió el papa Francisco,
ten misericordia de él en virtud de la fuerza de su amor.
Señor Jesús, Tú que eres amigo y hermano de todos,
gracias por la humildad del papa Francisco,
gracias por la enseñanza de que ningún hombre
puede considerarse superior a los demás,
gracias por sus abrazos a los enfermos y a los olvidados,
gracias por habernos hecho entender, con el papa Francisco,
que debemos amar a quienes nadie ama.
Señor Jesús, Tú que eres el maestro de la paz,
enséñanos a comprender, como siempre dijo el papa Francisco,
que no existe ninguna guerra justa,
que todo conflicto es siempre una derrota,
que disparar en nombre de Dios es una blasfemia,
que hay que buscar hasta el más pequeño resquicio
para transformar pensamientos bélicos en sueños de paz.
Señor Jesús, Tú que amas la vida como nadie,
enséñanos, como testificó el papa Francisco,
que no existe existencia
que no merezca ser vivida,
que todos somos amados por Dios como hijos únicos,
que toda vida debe ser cuidada y defendida siempre,
desde la concepción hasta su fin natural.
Señor Jesús, Tú que nos pides rezar siempre,
haz que aprendamos, con el ejemplo del papa Francisco,
el valor del diálogo entre Iglesias y religiones,
enséñanos a limpiar nuestro vocabulario
de las palabras que dividen y hieren,
guíanos a ser una comunidad de creyentes
que ponen a Dios, y no al hombre, en el centro.
Señor Jesús, Tú que has amado a los pobres,
enséñanos a ser, como el papa Francisco,
hombres y mujeres que viven lo esencial,
personas libres de las esclavitudes de las modas
y capaces de mirar a los demás no por lo que tienen,
sino por lo que son y pueden llegar a ser
a la luz de la esperanza que nace de la fe.
Señor Jesús, Tú que nos esperas a todos en tu Reino,
abraza con tu amor al papa Francisco,
y a nosotros, que lloramos su partida
y sentimos el vacío de su ausencia,
enséñanos a custodiar sus palabras y sus gestos,
para que, fortalecidos por su ejemplo y su testimonio,
sepamos reconocer en Ti al único rey de nuestra vida.
AMÉN
(Diario Avvenire)
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